La traducción es una actividad tanto mental como física en la que no solo se trasladan palabras, frases u oraciones de un idioma a otro, sino también conceptos y sentidos. Aunque esta profesión es relativamente nueva (apenas surgió el siglo pasado como profesión), se han implementado diversos programas de estudio para la profesionalización y reconocimiento de dicha actividad.
Debido a su relativa aparición, existe un desconocimiento generalizado entre la gran mayoría del público. Con frecuencia, a la traducción se le considera más como un oficio o una operación de manufactura que un trabajo profesional, el cual conlleva un raciocinio meticuloso y requiere de una vasta cultura y conocimiento de las lenguas.
La traducción es la operación de trasladar un mensaje escrito de un idioma origen a uno meta. No se debe confundir con la interpretación; la cual es la transferencia de un mensaje oral. Ambas actividades requieren de un estudio específico y un bagaje cultural amplio para transmitir el mensaje de forma precisa y exacta.
La traducción cuenta con diversos campos de estudio y especialización. Existe la traducción técnica, en su gran mayoría compuesta por manuales e instructivos de herramientas y equipos; la traducción médica, la cual trabaja en documentos relacionados con la salud y el tratamiento de padecimientos y enfermedades; la traducción farmacéutica que aborda certificados de productos farmacéuticos y análisis o pruebas en sustancias químicas, entre muchas otras áreas.
De esta forma, se pueden seguir enumerando áreas de especialización en donde el traductor a cargo debe ser una persona con estudios y experiencias particulares para realizar un trabajo de calidad. La gran mayoría de dichas áreas tienen un punto en común o en el cual se encuentran: el marco jurídico. La traducción, además de ser necesaria para comprender un mensaje en un idioma desconocido, hoy día se vuelve requisito debido a procedimientos y trámites legales.
La traducción jurídica tiene una particularidad que la separa de las otras áreas de especialización, pues además de considerarse como traducción especializada recae en un rubro específico conocido como traducción subordinada. La traducción de documentos jurídicos no solo requiere trasladar una palabra de un idioma a otro. Aquí se trata más de conceptos legales y sistemas jurídicos específicos de cada país, estado o localidad. Estos elementos hacen que la operación represente una dificultad para cualquier otro traductor que no esté especializado en el área jurídica debido a la gran complejidad conceptual de los textos legales y a las diferencias de los sistemas jurídicos que hacen difícil y a veces imposible encontrar equivalencias.